Macronutrientes: La Base de una Alimentación Funcional y Consciente
- Tatiana Vertiz
- 23 ago
- 2 Min. de lectura
En nutrición funcional, hablamos mucho de los macros —abreviatura de macronutrientes— porque son los pilares energéticos de nuestra alimentación. Hay tres tipos principales: proteínas, carbohidratos y grasas. Se llaman macro porque el cuerpo los necesita en grandes cantidades, a diferencia de los micronutrientes (como vitaminas y minerales, que se requieren en pequeñas dosis). Cada macro cumple funciones vitales: las proteínas construyen y reparan tejidos, los carbohidratos proporcionan energía (rápida o sostenida según su tipo), y las grasas regulan hormonas, protegen órganos y ayudan en la absorción de nutrientes esenciales. Pero más allá de contar gramos o calorías, en medicina funcional nos enfocamos en la calidad y el origen de esos macronutrientes.
No Todo Es Igual: Proteínas Limpias, Carbohidratos Inteligentes y Grasas Reales
Tomemos primero las proteínas: no es lo mismo consumir pollo de libre pastoreo, criado sin hormonas ni antibióticos, que una carne industrial procesada. Las proteínas limpias, provenientes de animales criados en su ambiente natural, ofrecen un mejor perfil de aminoácidos, más omega-3 y menos carga tóxica para el cuerpo. En cuanto a los carbohidratos, hay una diferencia enorme entre los simples (azúcar refinada, pan blanco, refrescos) que elevan rápidamente el azúcar en sangre, y los complejos (como lentejas, arroz integral o camote), que liberan energía de forma sostenida y alimentan a la microbiota intestinal, favoreciendo la salud digestiva y metabólica.
Grasas: De Aliadas a Enemigas (Según su Origen)

Las grasas saludables, como las del aguacate, aceite de oliva extra virgen, coco y semillas, son indispensables para el equilibrio hormonal, la salud cerebral y la función celular. Sin embargo, muchas personas siguen consumiendo grasas industriales pensando que son una opción “ligera”. El aceite de canola, por ejemplo, es promocionado como “saludable”, pero es altamente procesado, refinado a altas temperaturas, y suele contener residuos de solventes y grasas trans que promueven inflamación silenciosa, resistencia a la insulina y daño celular. En medicina funcional, priorizamos siempre lo natural, lo mínimamente procesado y lo que nuestro cuerpo reconoce como real. Comer bien no es solo contar macros, sino elegirlos con conciencia y propósito.



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